El día que Intel rechazó a OpenAI y marcó su futuro en el mundo de la IA
OpenAI y Nvidia marcan todas las conversaciones alrededor de la Inteligencia Artificial generativa. Desde la presentación de chatbots hasta el anuncio de nuevos chips, estas dos compañías dictan la tendencia de la industria, mientras los demás competidores miran o intentan emparejar la carrera. Pero hace siete años, una decisión pudo haber cambiado el panorama, especialmente para Intel .
La decisión que cambió el juego Hace siete años, de acuerdo con un reporte de la agencia Reuters,
Intel tuvo la oportunidad de adquirir una participación en OpenAI , una compañía que en aquel entonces era una organización sin fines de lucro que iniciaba su recorrido en la industria de la Inteligencia Artificial generativa. Entre las opciones que se barajaron estaba que Intel adquiriera un 15% de participación en la startup por 1,000 millones de dólares en efectivo, además de la posibilidad de que la fabricante de chips posteriormente adquiriera otro 15% si creaba hardware específicos para la compañía a precio de coste.
A OpenAI le interesaba recurrir a Intel, debido a que en ese entonces habría reducido su dependencia ante los chips de Nvidia y una asociación con la empresa que inauguró el Silicon Valley habría sido ideal para construir su propia infraestructura. Sin embargo, para el entonces director ejecutivo de Intel, Bob Swan, la inversión en OpenAI no era la mejor decisión, pues consideraba que la IA generativa no tendría un impacto en el corto plazo y, por lo tanto, no compensaría su inversión, según tres personas que declararon esto para Reuters bajo condición de anonimato. La segunda razón por la que Intel habría tomado la decisión de no invertir en la empresa de esa manera es debido a que su unidad de centros de datos no estaba interesada en fabricar productos a precio de costo.
Intel, una empresa con decisiones cuestionables OpenAI está valorada en 80,000 millones de dólares y debido a que se trata de una de las empresas más importantes del mundo de la tecnología, podría considerarse que Intel cometió un grave error.
No obstante, este tipo de historias ya se habían visto dentro de la compañía. En la fabricación de chips, por ejemplo, Intel perdió terreno frente a competidores como Taiwan Semiconductor Manufacturing Corp (TSMC) y Samsung, debido a que estas invirtieron antes en máquinas de litografía ultravioleta extrema. Dichos sistemas son los responsables de diseñar la microarquitectura de los chips. Gracias a ellas, por ejemplo, los microprocesadores se hacen más complejos y pequeños en cada generación para hacer funcionar herramientas de IA generativa. Sin embargo, cuando surgió la oportunidad de invertir en máquinas experimentales, Brian Krzanich, CEO entre 2013 y 2019, no estaba dispuesto a asumir que los productos finales presentaran errores. Esta decisión emparejó la carrera entre Asia y Estados Unidos y aunque durante mucho tiempo Intel fue la empresa líder en fabricación de chips, perdió el dominio sobre las empresas asiáticas, especialmente TSMC, que vendía procesadores a otros clientes como Huawei, empresa cuyos dispositivos crecieron en popularidad hasta el punto de representar una amenaza para el país norteamericano.
La nueva era de la IA para Intel Intel no está en un momento ideal. Uno de sus competidores directos, Nvidia, ha ganado terreno en la industria de los chips, con un valor de 2,600 millones de dólares, gracias a su potencial en el terreno.
Recientemente anunció que reducirá su plantilla en cerca del 15% de su fuerza laboral, lo que se traduce en cerca de 15,000 personas despedidas, además de que las perspectivas del segundo trimestre del 2024 fueron “más difíciles” de lo esperado. A pesar de las decisiones de sus antecesores, el CEO de Intel, Pat Gelsinger, considera que tanto la fabricación de chips como la IA son las claves para recuperar la empresa de las malas decisiones. “Inicié la estrategia de Intel hace más de dos años, y para la compañía la IA generativa supone un auge inesperado”, dijo a Wired recientemente. “Ha sido el terreno de Nvidia, pero somos la única empresa que de verdad tiene la oportunidad de participar en el 100% del mercado. Sabemos cómo conectar redes y memoria, cadenas de suministro y todos los otros elementos que los clientes desean aprovechar”. En abril, la empresa presentó su nuevo chip destinado a impulsar grandes modelos de lenguaje, una tecnología fundamental para herramientas como ChatGPT, el cual se llamará Gaudí 3. Este nuevo hardware, dijo la empresa, tiene más del doble de eficiencia energética y puede ejecutar modelos de IA una vez y media más rápido que el GPU H100, de Nvidia, el cual es uno de los más usados de la actualidad. La meta de Intel con este nuevo chip es reducir la participación de mercado que tiene Nvidia en el mercado del hardware especializado en IA, que es de aproximadamente el 80%. Gaudí 3 estará disponible para los clientes en el tercer trimestre del año, aunque no especificó su rango de precios. Además de los chips Gaudí 3, la compañía dijo que planea fabricar otros chip de IA en la nueva fábrica de Ohio, la cual se espera se inaugure en el 2017, algo que también aporta a los objetivos de rebalancear la industria de chips, que está focalizada en Asia. Pero este contexto no es todo para Intel, pues la empresa dijo que cuenta con más de 20 clientes tanto para la segunda y tercera generaciones de Gaudí, además de que el chip de próxima generación, Falcon Shores, se lanzará a finales de 2025. Estas innovaciones ponen a la empresa de nuevo en el radar, pues durante varios años Intel no tuvo el procesador adecuado para la industria de la IA; no obstante, ahora cuenta con una nueva forma de competir y se espera que tan solo este año, el negocio de centros de datos de la firma, en el que se incluyen los chips de IA, genere ventas de 13,890 millones de dólares.
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