Impresoras: seguimos descuidando su seguridad
En un primer vistazo, puede parecer que las impresoras son el elemento más inofensivo de una infraestructura IT, ya sea ésta empresarial, de un pequeño despacho o doméstica. Y es que, ¿qué riesgos pueden producirse por un dispositivo cuya única función es, mediante diferentes técnicas, transferir textos e imágenes a papel? Y además, ¿no son ya seguras de por sí? ¿De qué hay que preocuparse, más allá de llevar un cierto control sobre el gasto de consumibles?
Pues en realidad, a poco que paremos a pensarlo, sí que hay riesgos asociados a las impresoras, y no deben ser subestimados, ya que una mala configuración de uno de estos dispositivos puede hacer, por ejemplo, que un atacante pueda acceder a su memoria de trabajo y, de este modo, tener acceso a toda la documentación que imprimimos, una acción que se puede prolongar en el tiempo hasta que el ciberdelincuente obtenga aquello que estaba esperando encontrar.
Tampoco hay que olvidar que, en cada vez más casos, hablamos de dispositivos conectados a la red y que, por lo tanto, cuentan con legitimidad en la misma. Dicho de otra manera: el tráfico que provenga de las impresoras será, al menos en principio, considerado seguro. Y no hace falta profundizar en los riesgos de tener un dispositivo cuya seguridad se ha visto comprometida dentro de una infraestructura, ¿verdad?
Así pues, el erróneo concepto de que las impresoras no nos deben preocupar al hablar de seguridad debe quedar descartado de inmediato. Y aunque es cierto que los fabricantes de las mismas se esfuerzan por hacer que sus dispositivos sean cada día más seguros, en ocasiones por algún fallo de seguridad en el firmware de las mismas, y en otras muchas porque los usuarios las configuran sin activar ninguna medida de seguridad, a día de hoy siguen presentando ciertos riesgos que hay que tener en cuenta, valorar y, siempre que esté en nuestra mano, prevenir. El último ejemplo de ello lo tenemos en la prueba llevada a cabo recientemente por Cybernews, y cuyos resultados son bastante reveladores.
Impresoras inseguras: la prueba
Para sus pruebas, empezaron realizando una búsqueda masiva en Internet, mediante servicios especializados en detección de dispositivos IoT, con los que pudieron localizar alrededor de 800.000 impresoras que tenían habilitadas las funciones de impresión en red y eran accesibles a través de Internet. Es importante distinguir, en este punto, que eso no significa que todas esas impresoras fueran inseguras. Aún así, y en base a sus posteriores averiguaciones, los investigadores calculan que los problemas de seguridad afectan a unas 500.000 de ellas.
De todas las impresoras encontradas, se tomó una muestra de 50.000 dispositivos, procurando que hubiera representación geográfica de todo el mundo, probar modelos de todos los principales fabricantes y verificar que los problemas de seguridad se reproducen con distintos protocolos de conexión a las mismas. Una vez definida la muestra, los expertos confeccionaron un script que intentaría conectarse a las mismas y, en caso de éxito, imprimiría un documento PDF con instrucciones para evitar que esto pudiera suceder en el futuro.
Un aspecto importante, y que los técnicos explicitan en los resultados de su investigación, es que a la hora de desarrollar el script se centraron exclusivamente en las funciones de impresión, sin buscar tener acceso a ninguna otra característica o información almacenada en las impresoras. Es decir, que en un ataque malintencionado, los ciberdelincuentes sí que podrían acceder a esas funciones de las impresoras y, por lo tanto, producir daños que van mucho más allá de imprimir algunos documentos de manera remota.
Seguro que te estás preguntando por el resultado de las pruebas, ¿verdad? Pues son bastante llamativos, porque de las 50.000 impresoras «atacadas», nada menos que 27.9444 imprimieron el documento o, como mínimo, lo incluyeron en su buffer de impresión. Hablamos de una tasa de éxito del 56%, y si la extrapolamos a las 800.000 impresoras encontradas por los investigadores, podemos calcular que al menos unas 447.000 de ellas no tienen la configuración de seguridad adecuada.
¿Y cómo proteger las impresoras de estos riesgos? La buena noticia es que hablamos de medidas sencillas, que pueden ser adoptadas de manera prácticamente inmediata y que, en la inmensa mayoría de los casos, evitarán que cualquier ciberdelincuentes pueda acceder a las mismas, con los riesgos que esto conlleva.
- Limitar las conexiones aceptadas por la impresora: desde emplear solo protocolos seguros, como IPPS mediante SSL a permitir solo el tráfico de determinados rangos de direcciones IP, pasando por reducir al mínimo las opciones de impresión remota, a través de Internet, etcétera.
- El uso de un firewall también previene muchos de estos ataques a las impresoras. No hace falta ni decirlo, los cortafuegos son un elemento imprescindible en cualquier infraestructura conectada a Internet.
- En ocasiones, los problemas de seguridad de las impresoras tienen su origen en el firmware de la mismas. Los fabricantes son conscientes de ello y, ante cualquier señal que indique que hay un problema de seguridad, publican versiones actualizadas del firmware. No olvides actualizarlo si es posible.
- Muchos dispositivos, también las impresoras, tienen contraseñas predeterminadas al salir de fábrica. Comprueba si es el caso y, de ser así, modifícala de inmediato. Recuerda que una contraseña predeterminada es más peligrosa aún que no tener contraseña, porque genera una falsa sensación de seguridad.
Imagen: MOS6502
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