El puerto de expansión camuflado como “puerto de diagnóstico” para engañar a Steve Jobs
El Apple II ha sido posiblemente el ordenador con más capacidad de expansión de la historia de la Informática. Estaba lleno de puertos de este tipo y además prácticamente cualquier componente era sustituible o actualizable. Además, tenía una apertura de carcasa realmente sencilla y accesible para el usuario, y así tener a mano la placa base y los componentes. Por otro lado, el manual del Apple II (el famoso “red book“) ofrecía toda la información posible del ordenador, tanto de hardware como de software al usuario del Apple. Pero todo esto cambió con la llegada el Macintosh…
Esta filosofía de expansión total y ofrecer al usuario todo tipo de facilidades para manipular y jugar con el hardware del ordenador era una obsesión personal de Steve Wozniak. Los proyectos en los cuales estaba involucrado siempre tenían esta filosofía. Pero el ordenador Macintosh no estaba entre sus proyectos. Steve Jobs heredó este proyecto después de una serie de carambolas de intereses. En él puso todo lo bueno y malo de su otra filosofía, totalmente opuesta a la de Wozniak, sobre cómo tiene que ser un ordenador personal: totalmente hermético.
Figura 1. Detalle del Apple II abierto con todos los puertos de expansión y todos sus chips con zócalo para facilitar su sustitución. Fuente. |
En la parte buena de la filosofía Jobs podemos hablar del gran diseño revolucionario, tanto en el software como en el hardware. Jobs quería un ordenador con un sistema operativo gráfico y además que fuera agradable a la vista, como una pequeña obra de arte. Pero esto tenía un precio, nadie iba a mancillar su creación abriendo o conectando periféricos no oficiales. Por lo tanto el Macintosh no sería fácil de manipular y mucho menos de expandir o actualizar.
La carcasa se diseñó específicamente para que fuera casi imposible abrirla. Se utilizaron tornillos tipo TorX T15 (los más complicados de la época y no eran los únicos, había otro tipos de tornillos también más comunes repartidos por todo el ordenador) colocados en profundidad dentro de la carcasa para que no fuera sencillo acceder a ellos sin la ayuda de una herramienta extra especial. El manual de usuario no tenía nada que ver con el del Apple II, era bastante completo pero sólo orientado al uso de las aplicaciones y sobre como utilizar el revolucionario ratón con el sistema operativo que venía de serie. Y nada de puertos de expansión. Sólo se incluyeron puertos serie y además no se podía ampliar ningún componente como la memoria. La excusa de Jobs era que así se aseguraba que todo iba a funcionar siempre correctamente, evitando la intervención del usuario.
Figura 2. Detalle de apertura de la carcasa del Macintosh 128k. Fuente. |
Pero el equipo Macintosh intentó colarle un puerto de expansión al ordenador de Jobs y casi lo consigue. Dos ingenieros, Burrell Smith (devoto seguidor de Wozniak) y su ayudante Brian Howard pensaron que un puerto de expansión era necesario porque si él, el equipo estaría obsoleto incluso antes de salir de al mercado, debido a la gran evolución de la electrónica. Así que diseñaron uno que llamaron “puerto de diagnóstico” el cual, aunque tuviera ese nombre, era en toda regla un puerto de expansión, ya que estaba conectado directamente con el microprocesador del Macintosh. La excusa que pusieron fue que gracias a este slot sería posible probar el funcionamiento de las CPU durante su fabricación y ahorrar costes.
Figura 3. Brian Howard, Andy Hertzfeld y Burrell Smith. Fuente. |
Dicha excusa era realmente buena, tan buena que fue aprobada por todos incluido Steve Jobs. El truco había funcionado, el Macintosh tendría un puerto de expansión. Pero en el último momento, uno de los jefes de ingeniería del proyecto Macintosh llamado Rod Holt se dio cuenta de la jugada. Así que se lo contó a Jobs y finalmente se eliminó del proyecto. Pero Burrell y Brian no se rindieron y en sucesivos modelos del Macintosh sí que consiguieron colar por ejemplo, la expansión de memoria, pero eso es otra historia.
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