«Hacker Talla L»
Estaba yo ayer preparando el artículo de hoy, leyéndome unos papers bastante peculiares – que no tienen que ver ni con ciberseguridad ni con inteligencia artificial (o sí, ¿quién sabe?) -, cuando me di cuenta de que hoy es mi cumpleaños, que lo dice la Wikipedia. Así que hoy tenía que hablar de eso, especialmente porque es un cumpleaños un tanto especial para mí ya que me hago «Talla L», que siempre es un cambio.
La verdad es que si me hubieran dicho con era L/2 o L/5 que mis vida iba a ser tan movida, divertida, y llena de aventuras no me lo hubiera creído, así que hoy brindaré por ello. Brindaré por lo bueno, por lo malo, por lo regular. Por los problemas que me hicieron buscar soluciones nuevas e imaginativas. Por las caídas de las que me levanté. Por los saltos que pegué cuando me encontré fuerte. Por los fracasos que me hicieron aprender. Por los éxitos que me llevaron lejos. Muy lejos. A ver mucho mundo. De China a Chile. De Sevilla a Seattle. De Móstoles a New York.
Brindaré por lo divertido que ha sido vivirlo con personas, de muchos colores diferentes. Brindaré por los amigos que me dan de leches cuando todo va bien. Por los que me apoyan cuando me duelen las rodillas. . Por las personas que me dan guerra. Por el burrito de Shreek. Por Pepito Grillo. Por los viajes por el mar o el desierto. Por la final del Mundial que vimos juntos. No hubiera llevado mi vida por la hilera del caos sin vosotros, que las personas llenan más que los bits. Por las miles de copas que chocamos.
También brindaré pos mis compañeros de aventuras en el trabajo. Por los compañeros de Informática 64 de 0xWord y de Ideas Locas. Por los de ElevenPaths. Por los de Wayra, los de LUCA, los de Telefónica Innovación Digital, Telefónica, y por todas las empresas en las que trabajé. Por los proyectos que inventé. Por los días que no dormí. Por las conferencias que impartí.
Brindaré por los amigos que perdí. Por los que se fueron injustamente antes de tiempo. Por los ojos que veo. Por los que extraño. Por las veces que la cagué «big time». Por las cosas que aprendí a trompazos. Por las cosas que olvidé porque sí. Porque me dio la gana. Por los que os fuisteis. Por ti, que vienes de poco a poco a ver cómo me va.
Brindaré por la madre que ma parió. Por mi familia. Por los baños en las piscinas. Por ir a patines contigo. Por enseñarte a montar en bicicleta. Por abrazarte cuando sufres y limpiarte las lágrimas. Por bañarnos en el mar. Por verte crecer. Por dejar que me vaciles. Por las veces que me engañas y lo sé. Y me dejo. Por el tiempo que me quede por jugar contigo. Por el tiempo que nos quede juntos. Porque me odies poco cuando te vayas. Por los recuerdos que tienes y tendrás de mí de vez en cuando aunque no nos veamos. Por las palabras bonitas que me envías o me dices sin tan siquiera conocerme. Por Mi Hacker. Por Mi Survivor. Por la guerra que me das.
Brindaré por el tiempo que he vivido y el que me queda por vivir. Por poder levantarme y pelear mi vida. Por guiñar los ojos mirando al sol. Por tener frío cuando me meto en el mar. Por todos los cómics que he leído. Por los que me has regalado. Por todas las películas de superhéroes que vamos a ver juntos. Brindaré porque vienes a cantarme una canción. O porque la escuchas y te acuerdas de mí y me la mandas. Porque me canso cuando corro por el monte. Porque me aburro cuando me tumbo a no hacer nada. Brindaré porque si todo fuera fácil sería un hastío. Porque nos peleemos, pero nos amiguemos también. Porque me odies de tanto en tanto que eso significa que aún me que quieres.
Brindaré por ti que has llegado no hace mucho. Porque me escribes sin que lo espere, porque sí. Por ti que llevas toda las vida a mi lado. O siguiéndome. O anhelándome.. Porque te acercas a mí y me dices que te he ayudado sin saberlo. Porque me arreglas y me rompes. Porque me haces vivir. Porque no sabría hacerlo de otra forma y lo hago porque sí. Porque lo pienso, lo repienso, y lo ejecuto tal como lo pensé. Y funciona. Y a veces no.
Brindaré porque me río cuando me sale mal. Porque lloro de alegría cuando te sale bien. Porque estás sentada en tu ordenador leyendo esto y te acuerdas de mí. Porque lo sé. Porque sonríes aquí. Porque sabes que sonrío cuando lo escribo. Brindaré porque sí. Porque te sonrojas cuando me ves y eso es suficiente. Porque no te controlas. Para que no te controles. Brindaré para que te piquen las tripas. Porque a veces lo hacen. Y a veces no. Y porque tampoco es tan importante.
Brindaré porque puedo salir a correr al sol contigo. Porque vienes a darme un abrazo. Y otro. Porque me duele la espalda, pero no está mal, que aún se cura. Porque las arrugas no me molestan. Porque las canas no me disgustan. Porque he aprendido muchas cosas. Porque me quedan muchas por aprender que no sé nada aún de nada. Porque he olvidado aún más cosas. Porque he trabajado por desaprender.
Tengo tantas cosas por las que brindar que no quiero que se me olviden.
No quiero que se me olvide que la vida es un viaje. Que esta es una nueva parada. Nada más. Una parada en un viaje que no tiene ruta ni destino. Que el final es siempre un accidente abrupto en el que descarrilan los sueños. Que mientras podamos hacer piruetas con el monopatín dan igual los golpes, las caídas o los arañazos. No importa que los niños malos te insulten o te quieran hacer daño. Que no hay que dejar de sorprenderse de la belleza de un nuevo anochecer, de un nuevo amanecer, de una mañana que comienza de noche de un salto. Que son los días, uno a uno, uno tras otro, los que escriben tu historia. Los que escriben mi historia.
Ahora llego a la Talla L, y será un viaje diferente. Serán pases de baile nuevos. Un nuevo deporte. Una nueva fase. Espero que aún me quede mucha energía para llegar al malo del final. Tiempo suficiente Tendré que hacer muchas magias aún. Resolver muchos puzzles. Ganar y perder muchas partidas. Dejar muchas marcas en los rincones de cada esquina sólo para que encuentres el camino cuando me busques. Como el que deja escondido los mensajes en los textos que escribe para que algún día sean encontrados.
La vida se vive una vez y en línea recta. Es un descenso en tabla de snowboard en una pista de color arcoíris. He saltado, he caído de cabeza y me he revolcado. Y lo que me quede por descender no será por el centro de la pista, por el camino fácil. Será buscando los laterales, las bañeritas, los saltitos en las esquinas de la pista, sabiendo que cogeré piedras, que me caeré, pero con el deseo de encontrar caminos nuevos. Los míos.
Y un día… el tiempo borrará mi nombre. Volverá a nevar y se cubrirán las huellas de las trazadas. ¿Y qué?
Hoy celebraré agradecido la vida. Con todo lo bueno y todo lo malo que he vivido y me quede por vivir.
¡Saludos Malignos!
Autor: Chema Alonso (Contactar con Chema Alonso)
Powered by WPeMatico