The Bestiary Chronicles: cómics hechos con Generative-AI

Soy un amante – a la par que coleccionista- de cómics. Adoro el trabajo de los creadores de cómics y por eso os puedo confirmar que la «adicción» donde más dinero me he dejado, con seguridad, ha sido comprar cómics. Algunos años logre desconectarme un poco de ellos, pero hoy en día, con la posibilidad de conseguirlos online, de la creación de los omnibuses, los tomos recopilatorios, la alta calidad del papel, y la maravilla de las herramientas con las que cuentan los narradores, estoy bastante conectado con ellos.

Una de las «herramientas» que ha generado mucha polémica en el mundo del cómic es la de la utilización de Generative-AI para conseguir hacer cómics sin ser precisamente bueno con el lápiz, el rotulador, la acuarela, el café, o cualquier herramienta que utilices para construir una página de viñetas. Esta polémica tiene defensores y detractores, pero lo cierto es que ya se utiliza para construir estos cómics.

La serie de cómics «The Bestiary Chronicles» (hecha con MidJourney), en la que hay historias como The Lesson , Exodus o Summer Island han sido de los primeros en demostrar el potencial que tiene el uso de Generative AI como herramienta para construir el estilo gráfico de un cómic. Se trata de trabar con Dalle-2, Stable Diffusion o MidJourney para ir construyendo viñeta a viñeta la imagen que se quiere crear para una página concreta del cómic.

A lo largo de la historia es lo que han hecho los creadores de cómics. Algunos con una técnica muy personal, como hacía nuestro querido Forges, otros con dibujos muy artísticos como hacía Mingote, otros con un amor infinito y un detalle magnífico como hacía Quino, otros con una plasticidad superheroica única como hacía Carlos Pacheco, o como hacen hoy en día Salvador Larroca o Salva Espín. Y un cómic, es la suma de todo. 

Figura 4: Viñeta de Forges hecha con Inteligencia no-Artificial

Es verdad que soy amante de los originales en papel que disfruto, pero también disfruto de los prints limitados, los mono-prints o los NFTs de los artistas que trabajan directamente en digital, y crean cosas únicas con las herramientas que tienen disponibles. La obra no está en Photoshop, ni en Dall-e 2, ni en ningún otro sitio. La obra de un artista está en la visión y la mente del que utiliza esas herramientas. Hoy en día. Esa es mi visión.

Yo, para entretener a mis hijas durante el confinamiento de la pandemia, las enseñé a crear tiras de cómics usando un poco de imaginación. Para ello, primero configuramos los Animojis de los personajes que íbamos a usar en nuestras historietas. Después, configurábamos el «Modo Cómic» en el filtro de la cámara de FaceTime con el Animoji y hacíamos una foto con la postura que deseábamos para esa viñeta. Luego, tres viñetas montadas en un PowerPoint – ni Photoshop ni nada – donde colocábamos los textos, y listo. Así hicimos nuestras tiras de «No tan malignos«. Las que salen debajo de los animojis son mis hijas.

Figura 6: ¡No Tan Malignos! Tira 1 «Segundo Factor de Autenticación»

Y el mundo al que nos vamos tendrá mucho de esto, como lo tiene el mundo del cine ya hoy en día. Donde lo que tendremos que valorar es la plasticidad de la obra, lo emocionalmente que conecte con nosotros a través de nuestros sentidos, lo impactante que sea el resultado que tenemos, o lo que consigue que nos divirtamos en la experiencia de pasar las páginas una tras otra delante de nosotros. 

Figura 7: No Lusers 171 – Emociones Intelectuales

Al final, la calidad de un cómic depende de muchas cosas, y para que quede redondo y se que sea una obra de arte depende de todo. De la obra en su concepción completa. Cómics como MAUS o tiras como las XKCD se quedan en nosotros por mucho más cosas que los convierten en eso, en cómics que nos enamoran. 

Os dejo un vídeo de Prompt Muse en el que hace un ejemplo en 10 minutos de cómo hacer un cómic usando MidJourney y Generative-AI para que veáis un ejemplo completo. Así que, yo no tengo ningún problema en que los creadores utilicen cada vez mejores herramientas para crear. 

¡Saludos Malignos!