Monedas digitales de bancos centrales: cómo pueden consolidarse globalmente
La digitalización del dinero avanza a gran velocidad, y las monedas digitales de bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés) se posicionan como una de las herramientas más transformadoras del sistema financiero global. Según datos del Banco de Pagos Internacionales (BIS), 24 bancos centrales podrían haber lanzado su propia CBDC antes de que acabe esta década. Una tendencia que ya están considerando más de la mitad de los países del mundo, responsables de más del 95% del PIB global.
En este contexto, la firma de tecnología financiera Giesecke+Devrient (G+D) ha identificado cinco factores clave para que estos nuevos instrumentos digitales puedan desarrollarse con éxito y desplegar todo su potencial. Según estimaciones del Banco Mundial y el FMI, las CBDC podrían dar acceso a servicios financieros a 1.400 millones de personas en todo el mundo, muchas de ellas por primera vez.
“Una infraestructura de CBDC constituye la base de un ecosistema en el que pueden prosperar modelos de negocio innovadores. Crea nuevas oportunidades para el crecimiento y la competencia, al tiempo que desempeña un papel vital en el avance de la inclusión financiera, la igualdad y la equidad”, destaca Raoul Herborg, director general de Moneda Digital de Banco Central en G+D.
Monedas digitales: 5 claves
- Para G+D, una moneda digital debe ser fácil de usar, pero también segura y fiable, incluso sin acceso constante a internet. “Una CBDC debe cumplir con los más altos estándares de seguridad y resiliencia, sin comprometer la privacidad del usuario”, señala la compañía. Esto requiere un enfoque integral que incluya auditorías externas, pruebas continuas de penetración y la capacidad de gestionar al menos 100 transacciones por segundo por cada millón de usuarios.
Más de la mitad de los países exploran ya la emisión de una CBDC, que podría revolucionar el acceso a los servicios financieros en todo el mundo
- La funcionalidad offline, el segundo gran pilar identificado, se presenta como imprescindible. G+D recuerda que, al igual que el efectivo, el dinero digital debe funcionar incluso en escenarios excepcionales como cortes eléctricos o de red. “El reciente apagón en la Península Ibérica pone de relieve la necesidad crítica de contar con sistemas que operen sin conexión”, afirma la compañía, que ya ha participado en pruebas exitosas de este tipo en países como Ghana.
- La interoperabilidad es otro de los elementos clave. Según G+D, las CBDC deben poder integrarse sin fricciones en las infraestructuras financieras ya existentes, desde plataformas de gestión de efectivo hasta ecosistemas fintech, permitiendo así que nuevos modelos de pago y servicios digitales florezcan sobre una base sólida.
- El cuarto componente fundamental es la compatibilidad transfronteriza. Para G+D, una CBDC ideal debería facilitar los pagos internacionales, reducir costes operativos y mitigar riesgos como los incumplimientos o retrasos en las liquidaciones, algo especialmente valioso para países en vías de desarrollo.
- El último factor subrayado por la compañía es la regulación clara y la participación ciudadana. G+D destaca que los bancos centrales deben establecer estándares transparentes en temas clave como privacidad, interoperabilidad y pagos transfronterizos. También insiste en que una comunicación abierta con el público es esencial para generar confianza y fomentar la adopción.
Así, la carrera hacia las monedas digitales soberanas no solo se acelera, sino que comienza a perfilarse como una vía para modernizar el sistema financiero global, hacerlo más accesible y preparado para los desafíos del siglo XXI.
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