Innovar sin freno es la apuesta de EU frente al modelo chino de IA
El liderazgo en la carrera de la Inteligencia Artificial se desarrolla a nivel tecnológico, pero la gran disputa entre las potencias del sector (Estados Unidos y China) se libra en las regulaciones que los gobiernos están implementando para controlar el potencial de las herramientas digitales de última generación. Donde el camino que piden los empresarios es la flexibilidad. Sam Altman, cofundador y director ejecutivo de OpenAI, es uno de los líderes tecnológicos que conoce el panorama y futuro de la IA, por ello su postura hacia el gobierno de Estados Unidos ha sido la solicitud de una regulación laxa. En una audiencia convocada por el presidente del Comité de Comercio, Ciencia y Transporte de EU, Ted Cruz, Altman fue enfático en decir que una regulación de IA donde los desarrollos se pongan a prueba antes de salir al público sería “desastroso” para el sector. Asimismo, otros líderes advirtieron la posibilidad de que China gane terreno sobre EU si las normativas se implementan desde un enfoque restrictivo.
¿Qué modelo va a predominar? Latinoamérica: el campo de pruebas en la batalla global por la IA
Guillermo Larrea, experto en ciberseguridad, datos personales e IA para México y Latinoamérica de la consultora Hogan Novells, explicó a Expansión que actualmente el modelo chino y el estadounidense se pelean por ser el modelo de la IA que más se adopten a nivel mundial y es por ello hace sentido el enfoque sobre la regulación. “Hay dos grandes modelos en el mundo donde están las innovaciones: EU y China”, explica Larrea, quien además destaca iniciativas como la europea, que apuesta por un marco regulatorio restrictivo basado en potenciales riesgos de la tecnología. Sin embargo, las particularidades políticas de cada país también son un tema a tomar en cuenta, señala el experto. Si bien por el lado estadounidense buscan marcos de libertades para poder innovar y probar sus modelos “sin una camisa de fuerza”, su sistema de gobierno tiene una serie de contrapesos, que puede ser una limitante para los prototipos de la IA. El propio Cruz propuso un estilo regulatorio laxo en donde el Congreso trabaje junto al presidente Trump (como en los inicios del internet lo hizo con el presidente Clinton) para impulsar la tecnología. No obstante, es probable que esta propuesta de no intervención encuentre resistencia en Washington, debido a la preocupación de legisladores en torno a los riesgos que plantea la IA. Por otra lado, China tiene un sistema que “apuesta por la IA con visión de Estado y no pone ningún tipo de freno”, detalla Larrea, una situación que beneficia a un entorno tecnológico más grande, pero en beneficio de la propia China. Para el especialista, la regulación no tendría que ser un impedimento para la innovación, pero reconoce que al tratarse de una de las mayores transformaciones que la humanidad ha vivido, acepta que los paradigmas y el entendimiento de los reguladores no es estático y en ocasiones “puede ser un obstáculo para el crecimiento”. A pesar de que China tiene una política en torno a la IA desde el Estado, el regreso de Donald Trump también podrá ayudar a las empresas de ese país a través de un enfoque más laxo y de incentivo a las inversiones multimillonarias, como las superiores a 500,000 millones de dólares que han hecho OpenAI, Nvidia y Apple para los próximos cuatro años. Cabe recordar que Trump también derogó una orden ejecutiva de 2023 que buscaba reducir los riesgos potenciales de la IA para usuarios, trabajadores e incluso para la seguridad nacional. Esta era una de las regulaciones más importantes que había incentivado el expresidente Biden para el desarrollo y uso seguro, confiable y protegido de la IA, pues imponía a las principales empresas del sector la responsabilidad de divulgar sus resultados en pruebas de seguridad y más información referente a sus sistemas al gobierno. Dicha política incluso derivó en la creación del Instituto de Seguridad de IA en los Estados Unidos, un organismo que se estaba encargando de crear pautas y mejores prácticas para el uso de esta tecnología. Mientras la conversación se centra en las grandes potencias y otros mercados como Europa, Larrea puntualiza que en México y Latinoamérica hay pocas oportunidade para probar de forma proactiva normativas aun cuando la adopción de la IA es mayor en la región. “Latinoamérica es el arenero donde las grandes potencias prueban sus innovaciones”, sentencia y es que a pesar de que hay naciones, como Brasil, Chile y Uruguay que ya generaron sus propias formas de regulación, la región sigue rezagada en este sentido. México, por otra parte, se encuentra en la incertidumbre, debido a complejidades como el distanciamiento con el nearshoring y la oportunidad de inversiones extranjeras en el país, además de la eliminación de órganos autónomos, como el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI), que era uno de los más importantes en términos del cuidado de los datos personales de los usuarios, un elemento fundamental para hacer funcionar la IA. “México está en medio de una batalla global con incertidumbre”, concluye Larrea. Al parecer está recalibrando y volverá a iniciar en iniciativas donde ya tenía avance, pero con pasos no planificados y cambios de rutas constantes”.
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