¿Prefieres tener un centro de datos a un hospital?, por Manuel Navarro
La respuesta al título de esta carta es, para muchos, sencilla: “Quiero los dos”. Sin embargo no parece descabellado que, en no muchos años, tengamos que elegir entre una u otra. O entre tener menos inteligencia artificial y menos productividad y tener facturas de electricidad más baratas. ¿Realmente queremos una aceleración tecnológica que no somos capaces de asimilarla?
Hace unos meses, Schneider Electric publicaba un informe en el que se afirma que es necesario que los responsables políticos empiecen a pensar seriamente en el consumo de electricidad de los centros de datos. El estudio señala que la infraestructura actual de los data centers requiere de una cantidad considerable de energía para funcionar y necesitará recursos adicionales para respaldar el crecimiento en los consumos que se prevé que se produzca con la adopción de la IA. El informe apunta que ya empieza a haber preocupación por la posible sobrecarga de las redes eléctricas y el posible impacto ambiental si la demanda energética para alimentar la IA continúa aumentando al ritmo actual.
El informe, muy completo, por cierto, prevé que se produzcan cuatro escenarios distintos que va a provocar la adopción masiva de la Inteligencia Artificial: IA sostenible, límites del crecimiento; abundancia sin límites y crisis energética. Los cuatro pronostican una tendencia general al alza en el consumo energético para el período 2025-2030, pero difieren notablemente a partir de entonces en función de los supuestos que sustentan cada uno.
En la IA sostenible se prioriza la eficiencia ante el aumento constante del consumo energético. En límites del crecimiento se describe una trayectoria limitada donde el desarrollo de la IA alcanza límites naturales. Por su parte, abundancia sin límites considera los riesgos potenciales de un crecimiento descontrolado, mientras que el escenario de crisis energética examina cómo la falta de correspondencia entre la demanda y la generación de energía podría provocar una escasez generalizada. Los cuatro escenarios son problemáticos porque todos ellos impactan en el consumo energético, pero es el de crisis energética el más peligroso. Y el estudio no descarta que no se pueda producir. De producirse, aparecerán conflictos energéticos con otros sectores críticos de la economía, lo que provocaría una recesión económica y otros resultados negativos. Y habrá que decidir se se prefiere mantener el flujo de energía en el centro de datos o en el hospital. ¿Qué preferiremos entonces? ¿El hospital o el centro de datos?
El informe de Schneider Electric apunta que ya empieza a haber preocupación por la posible sobrecarga de las redes eléctricas que puede provocar el centro de datos
El problema, a lo mejor no está en el centro de datos, sino en la rapidez con la que se están produciendo los cambios y el avance de vértigo de la tecnología. Muchos CIOs y responsables de tecnología ya hablan abiertamente de no ser capaces de asimilar toda la tecnología que aparece cada día. También los periodistas especializados hablamos de ello en cada encuentro que tenemos. Es imposible estar al día de todo y eso, a la larga es un problema para todos.
La rapidez es también un problema energético y medioambiental. A día de hoy, ni siquiera con la construcción de centrales nucleares se puede absorber la demanda energética que se prevé que van a demandar los centros de datos en breve. Cada nueva central, tarda un mínimo de cinco años en entrar en funcionamiento. No llegamos, pues. A lo mejor es el momento de frenar un poco y avanzar más despacio.
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