Bank-as-a-Service y Headless Banking, el futuro de las entidades financieras

El mundo financiero se encuentra en constante evolución con el objetivo de adaptarse a las necesidades de los clientes –cada vez más influidos por los avances tecnológicos- y sin perder de vista el crecimiento del negocio. En la actualidad, dos perspectivas se encuentran sobre la mesa de los responsables de los principales bancos de todo el mundo: el Bank-as-Service y el denominado Headless Banking.
Tanto en los entornos más robustos de EEUU como en los focos de innovación en Asia o en los ecosistemas hiperregulados de Europa y en la escena más fintech de Latinoamérica comprender estos dos tipos de modelos que marcarán el futuro de la banca es fundamental para poder seguir creciendo.
Pero, ¿en qué consisten estas dos tendencias? Por un lado, el Bank-as-Service busca convertir a las entidades en organizaciones que ofrecen servicios a otras empresas no financieras, permitiendo la integración de servicios financieros en los productos que venden. Por ejemplo, cuando la tienda de móviles nos vende un seguro para el dispositivo o nos ofrece un crédito para poder comprarlo a plazos. Por el otro, el Headless Banking consiste en separar los procesos front-end y back-end de forma que se consiga mayor flexibilidad y personalización en las relaciones con los clientes.
En cualquiera de los dos casos, lo que se pretende es gestionar y reducir los riesgos, manteniendo la experiencia de usuario en los más altos niveles y cumpliendo con la regulación existente en cada mercado.
El Headless Banking, una nueva forma de expandir mercados
En el denominado Headless Banking, la integración entre la interfaz del usuario y los procesos bancarios se “desacopla”. Al separar la experiencia de uso de las operaciones, se consigue mayor flexibilidad y más opciones de personalización. De esta manera, se pueden integrar nuevas tecnologías de forma más rápida y se garantiza mayor agilidad en la innovación, algo fundamental en un mercado tan competitivo.
Además, los enfoques del Headless Banking también facilitan la optimización de los costes operativos, ya que se elimina la necesidad de renovar los sistemas de back-end cada vez que evolucionan una tecnología o las expectativas de los clientes. Y, especialmente, se refuerza la seguridad, ya que se aíslan y se gestionan más eficazmente las posibles brechas.
Bank-as-a-Service y Headless Banking, el futuro de las entidades financieras
Por último, el Headless Banking también proporciona un marco más adaptable para cumplir con las normas regulatorias propias de cada región, tales como DORA, NIS2…, un elemento clave en la expansión global a la hora de adaptar los estándares de cada mercado.
La banca integrada en terceros, motor de negocio para las entidades financieras
El Bank-as-Service (BaaS) es un modelo que permite a cualquier compañía ofrecer servicios financieros de terceros, ya sean pagos, préstamos, seguros o incluso inversiones. Este enfoque beneficia especialmente a los consumidores, al permitirles realizar transacciones financieras desde sus lugares habituales mediante experiencias “todo en uno” sin fricciones.
El uso de las API garantiza que los servicios financieros se ofrezcan con los máximos niveles de seguridad y de cumplimiento normativo, pero la gran ventaja es, sin duda, la capacidad de diseñar soluciones financieras hiperpersonalizadas sin necesidad de desarrollos de infraestructuras.
Este modelo está transformando la industria financiera, popularizando el acceso a productos bancarios y fomentando la innovación y la inclusión financiera. Además, concretamente para las entidades, favorece el compromiso con los clientes, la diversificación de la oferta y la generación de ingresos adicionales.
Como vemos, tanto el Headless Banking como el Bank-as-Service están ayudando a impulsar una oferta de servicios financieros más modular y flexible y el futuro no hará otra cosa que impulsar este cambio, gracias a la IA y al Machine Learning (con los que se ofrecerán experiencias más personalizadas aún y se tomarán decisiones más ágiles), a la integración fluida de servicios y a la posibilidades de escalabilidad y seguridad reforzadas.
Como ya ha sucedido con todas las tendencias tecnológicas en los últimos veinte años (no hay más que recordar los primeros pagos con el móvil), cualquier innovación está destinada a transformar de manera fundamental la forma en la que se desarrollan, ofrecen y consumen los productos y servicios financieros. A medida que la experiencia del consumidor gana protagonismo, la tecnología que impulse la industria hacia experiencias más integradas, centradas en el usuario y sin fricciones será clave, sobre todo porque también puede mejorar la eficiencia operativa y fomentar un crecimiento empresarial sostenible.
Autor: Manel Regueiro, director general de Provenir en España
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