Las repartidoras de app piden seguridad social, pero con perspectiva de género
El acoso es una realidad diaria de las repartidoras de aplicaciones. El reporte Este futuro no aplica de Oxfam México apunta que el 15% de ellas dice haberlo sufrido por parte de los negocios donde recogen los pedidos y 11% por parte de los clientes. En este escenario, la posibilidad de elegir horarios de trabajo, zonas geográficas y la filtración de pedidos son herramientas que emplean para sentirse más seguras. Al mismo tiempo, consideran que estos beneficios se ven amenazados por la propuesta de ley que busca brindar seguridad social a este grupo de trabajadores. “Hemos puesto sobre la mesa un punto que es muy importante para nosotras: flexibilidad y libertad para elegir la zona geográfica donde nosotras nos sintamos más seguras”, dijo a Expansión Adriana N., vocera de Repartidoras Unidas de México, que prefirió no usar su nombre completo.
Al cuarto trimestre de 2023, tres de cada 10 mujeres que eran madres en México también eran jefas del hogar, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) elaborada por el Inegi. Adriana es madre soltera de tres hijos y está a cargo del cuidado de su papá, un escenario similar que el de sus compañeras. El reparto de productos a través de las apps de delivery , dice, es un trabajo que le permite generar ingresos y balancear su vida personal. “Trabajar de repartidora me da tiempo suficiente para dedicarme a mi familia, llevar a mis hijos a la escuela, acompañarlos en sus actividades escolares, hacer labores de la casa, estar al pendiente de mi papá. La flexibilidad, por lo menos para mí, es muy importante, sin ella no podría elegir en qué momento puedo trabajar porque a veces tengo que parar para hacer mis actividades y luego volverme a conectar para seguir generando las ganancias que necesito para solventar los gastos de mi familia”, relató Adriana. No es que los y las repartidoras estén en contra de recibir seguridad social, en más de una ocasión han expresado la necesidad de tener estas prestaciones e incluso han agradecido que el gobierno contemple esta posibilidad. Lo que está a debate es la forma de implementación que se dibuja sobre un modelo tradicional que temen les arrebate la “flexibilidad” con la que ahora cuentan. Las labores de cuidado están históricamente recargadas en las mujeres. La Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC) 2022 apunta que del total de mujeres cuidadoras, el 56.3% participa en el mercado laboral, de estas 31.8% trabaja por cuenta propia y 67.3% opta por jornadas de medio tiempo debido a la flexibilidad de horarios que estos trabajos permiten para la realización de cuidados. “Los resultados dan muestra de que son las mujeres las que apoyan o se dedican a las labores de cuidados en mayor proporción que los hombres, lo que repercute en la posibilidad de que dediquen más tiempo al trabajo remunerado, afectando así su participación en el mercado laboral”, señaló la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami). Durante la última mesa de diálogo que Repartidores Unidos México (RUM) tuvo con las autoridades de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), se les aseguró que mantendrían su libertad para aceptar pedidos , pues la propuesta inicial les obligaba a aceptar cualquiera. Si bien lo anterior podría percibirse como un cambio positivo, Adriana destaca que ninguna autoridad mexicana les ha entregado un documento oficial que afirme que estas modificaciones serán respetadas. «No tenemos nada a la mano», mencionó en referencia a la información que les ha proporcionado la STPS. «Nos dijeron que las plataformas ya lo aceptaron y hasta ahí es donde sabemos».
Trabajar cuándo, dónde y con quién quieran
Otro motivo por el que las repartidoras desean elegir sus horarios de trabajo es por la seguridad en las calles. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública (ENSU) a septiembre de 2024, revela que Xochimilco, Gustavo A. Madero e Iztapalapa son percibidas como las alcaldías más inseguras en la Ciudad de México. Adriana apunta que ella filtra las solicitudes de pedido, si bien trabaja en toda la Ciudad de México, hay ocasiones en las que decide no ir a ciertas zonas porque las considera inseguras, además dice que algunas de sus compañeras sí limitan su servicio a cierta demarcación. Pese a estas medidas, la vocera de Repartidoras Unidas de México relata que ya ha sido víctima de malos tratos y acoso. “Me ha pasado en dos ocasiones. En una de ellas fui a entregar un pedido en la noche, por mi seguridad a esa hora no subo escaleras y solicito que el cliente baje, pero esa vez el cliente comentó que él estaba pagando un servicio y que yo tenía que subir, que no me preocupara porque el guardia me iba a acompañar”, recuerda. Aunque Adriana sí acudió acompañada, el sujeto en cuestión la recibió en poca ropa y aunque su pago estaba registrado en efectivo exigía pagar por transferencia, una modalidad que no permiten las aplicaciones. “El señor se puso muy violento y empezó a insultarme. El vigilante no hizo nada (…) cuando levanté el reporte el usuario ya había marcado a la app levantando falsos en mi contra, argumentando que acudí drogada y en compañía de otro hombre, cosa que no era cierta (…) Son el tipo de cosas que aguantamos”, agregó Adriana.
La libertad financiera se enfrenta a la brecha salarial Para las repartidoras, poder generar sus propios ingresos también es una herramienta para no depender financieramente de nadie y escapar de los círculos de violencia. Durante el primer trimestre de 2024, la Red de Información de Violencia contra las Mujeres (RIVM) recibió 4,765 registros de mujeres en situación de violencia en la Ciudad de México, el segundo tipo de violencia más común (46.4%) fue la económica. Pero incluso para las que generan sus ingresos, acceder a los mismos salarios que los hombres sigue siendo un reto. Oxfam México señala que las personas repartidoras ganan en promedio 2,562 pesos por semana. Sin embargo, las mujeres reciben 425 pesos menos en promedio general contra el ingreso de los hombres por el mismo número de horas de trabajo con las aplicaciones, lo que implica una brecha salarial de 18%. Esto significa que por cada 100 pesos que perciben los repartidores, las repartidoras perciben 82 pesos. A esta realidad se aumentan las posibles restricciones de flexibilidad previstas en la iniciativa de ley. “La reforma perjudicaría nuestra capacidad para generar ingresos. Actualmente, decidimos cuánto ganar; con la propuesta, serían las empresas quienes controlen nuestros ingresos y la forma en cómo trabajamos. Esto golpeará más fuerte a mujeres en situación de vulnerabilidad, quienes se verían menos propensas a ser contratadas bajo estas condiciones”, señaló Repartidoras Unidas de México. Las trabajadoras exponen que su voz ha sido ignorada en la construcción de la propuesta, y que las organizaciones con las que supuestamente se consultó no representan realmente a la comunidad de repartidoras y conductoras, sino a intereses políticos alejados de sus necesidades. “Nuestra realidad y nuestras necesidades han sido sistemáticamente ignoradas por las autoridades. A pesar de nuestros esfuerzos para participar en el proceso, seguimos recibiendo respuestas evasivas de la Secretaría del Trabajo, mientras la propuesta sigue avanzando sin tomar en cuenta nuestros puntos de vista”, señalaron las voceras de Repartidoras Unidas de México.
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