La regla de las tres «T»: Trabajo, Trabajo y Trabajo. #DiadelTrabajador
Ayer, al final, me animé a echar el CFP de DefCON 31. No sé si me aceptarán. Como a todos los que damos charlas en CONs de hacking, a mí me han rechazado el CFP muchas veces. Y para hacer mi doctorado, muchísimas más. Aceptar la crítica y el rechazo es algo que hay que entrenar, pues por muchas veces que salga bien, vas a tener otras tantas o más que no va a salir según lo esperado.
Esto, que aprendí muy a dolor en mi niñez, está clavado en mí, así que cuando me pasan cosas malas, me rechazan, o no me salen las cosas como yo quería, pierdo entre cero y menos cero minutos en lamentaciones. Eso sí, los dedico a darle vueltas a ver qué no he hecho bien, qué podría hacer mejor, y dónde he errado. Y no me cuento ni una mentira a mí mismo. Si he hecho algo mal, pues me lo digo. Y lucho por corregirlo. Al final, se puede mejorar, ser mejor, y buscar una nueva oportunidad.
En el mundo de las charlas en las CONs de Hacking, o en los Congresos Académicos donde presentas papers, al año siguiente hay otro, o al mes siguiente otro congreso u otra CON en otro lugar del mundo. Así que puedes mejorar tu trabajo, tu investigación, tu exposición, tu siguiente CFP. Solo debes quererlo tanto como para esforzarte todo lo que sea necesario – sin engañarte a ti mismo ni decirte ni una mentira – y seguir mejorando. No se trata de ser perfecto – no creo en la perfección y eso me hace sentir muy bien – sino en hacerlo mejor que la vez anterior.
Trabajo, Trabajo, Trabajo
Cuando echaba el CFP de DefCON me preguntaban cuántas charlas había dado antes allí, y en qué tracks. Y yo puse la lista de charlas que he impartido allí, que fueron un total de siete charlas en tracks principales, una en un track paralelo y un workshop. Muchas cosas. Y os garantizo que cada una de ella la he trabajado hasta el último detalle, fuera de speaker principal o de co-speaker. Porque quería hacerlas bien. Y eso ha hecho que antes de dar la charla haya estado dándola y practicando una semana. Y como a mí hablar en público me daba Pánico, tenía que trabajar mucho para llevarlas bien preparaditas.
Pero es que para hacer la primera charla de BlackHat Europe, estuve tres meses trabajando – en exclusiva – para dar esa charla. Dejé todo porque no sabía inglés, pero tenía claro que tenía una oportunidad de cambiar mi vida y llevarla hacia el rumbo que deseaba. Conté todos los detalles de esa charla en mi sección de El futuro está por hackear: La conferencia perdida que cambió mi vida.
Lo cierto es que no he hecho eso una sola vez. Lo he hecho siempre que he considerado que tenía una buena oportunidad. Cuando di mi primeras charlas con Microsoft. Cuando di mis primeras charlas de hacking en CONs. Cuando fui a los primeros eventos que no eran de hacking. Y cuando fui a mis primeros programas de radio o televisión. Hoy lo sigo haciendo igual, y cuando llega una charla, por ejemplo de una RootedCON, le metemos mucho trabajo previo. A veces, meses antes ya estamos pensando en la investigación y la presentación de la próxima RootedCON
Recuerdo con mucho cariño ir al programa de Javi Nieves, todos los martes para hablar unos minutos de hacking y Seguridad Informática. Todos los martes. Y eso condicionaba mi agenda semanal, pero ahí iba todos los martes durante muchos años. Y buscaba hacerlo bien. Escribía los guiones. Me los corregían. Aceptaba los cambios de guión. Las reducciones de tiempo. Aprendía lo que es la radio con uno de los grandes de este país. Uno que siendo un adolescente ya estaba radiando esa voz tan especial única. Yo era una pieza muy pequeñita en su programa, e intentaba hacer que esa pieza funcionara lo mejor posible. Si solo tenía tres minutos, o cuatro, tenía que aprovecharlos bien.
Así que para esos minutos, pensaba un tema el día antes, lo preparaba, hacía un guión para el día del programa, me iba hasta la sede de la radio – aparcaba el coche en el parking -, y luego aguantaba hasta que era mi turno, que solo era una pieza. Pero gracias a esto, Javi Nieves contó siempre conmigo, hasta que le dieron otro nuevo reto a él. Y yo estuve más que contento de todo lo que aprendí. Y me dio muchas cosas.
Figura 3: Mi participación en El Hormiguero con Pablo Motos,
Este vídeo lleva 12 Millones de reproducciones
Otro momento importante, es la demo de El Hormiguero que iba a tener que hacer con Pablo Motos. Aún siendo sólo 7 minutos de demo, hizo que para mucha gente siga siendo «el hacker de El Hormiguero«. Pero solo estuve un día y solo fueron 7 minutos. Eso sí, lo que muchos no saben es que para preparar esa demo estuvimos – mis compañeros de ElevenPaths – y yo, probablemente tres o cuatro días a tope. Eran solo 5 o 10 minutos, y queríamos que se viera todo, que se entendiera, que fuera muy visual, muy impactante.
Es el programa de máxima audiencia de la televisión, y esos minutos eran una buena oportunidad para que se viera el trabajo que hacíamos en ElevenPaths. Y salió mucho mejor de lo que esperaba. 12 Millones de de reproducciones, y al final me llevé de amigos al grandísimo Pablo Motos, a Pablo «El Hombre de Negro», al alegre Juan Ibáñez, al divertido Damian, y al tattoed «Marrón«. Así que perfecto.
Y siempre que ha habido una ocasión, la he trabajado como si fuera la última. Cuestan mucho que lleguen, así que cuando salía una ocasión, le daba mucho cariño y esfuerzo. Como cuando me ofrecieron participar en el programa de Salvados de Jordi Évole. El equipo de producción es una máquina de preparar todo, y estuve más de una semana antes de la grabación, hablando una y otra vez con ellos, describiendo la demo que íbamos a hacer, preparando las preguntas, preparando las tomas, decidiendo dónde y cómo lo grabábamos. Y lo mismo internamente, con mis compañeros de ElevenPaths, pensando en la demo, en cómo hacíamos ese difícil ataque de Bridging HTTPs(IPv4)-HTTP(IPv6) que habíamos automatizado con Evil FOCA para la charla del año 2013 de DefCON.
Figura 5: La demo en Salvados con Jordi Évole
Otras muchas veces, la cosa no ha salido bien. He fracasado. He desperdiciado la oportunidad que tenía delante de mí. Pero no me torturo por ello. Lo uso como aprendizaje. Como forma de recordarme que, cuando tenga una oportunidad, sean unos minutos, un proyecto difícil, un reto singular, o un trabajo que pueda significar un cambio en la dirección que quiero de mi vida, debo hacerlo bien. Y para ello, debo, sobre todo, trabajar para que salga lo mejor que pueda salir. Feliz día del trabajador.
¡Saludos Malignos!
Autor: Chema Alonso (Contactar con Chema Alonso)
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