Protección contra el rastreo, ¿Y si recuperamos la curiosidad?
En el mundo real, nadie lleva su Dni, su pasaporte o su carnet de conducir alrededor del cuello. Cuando compramos, no queremos que la tienda sepa todo sobre nosotros, nuestros gustos y nuestra vida. En este sentido, es difícil imaginar que el personal de venta pueda seguir a todos los clientes sin que ellos muestren su desconcierto o su disconformidad. Entonces, ¿por qué dejamos que sigan nuestros pasos en el mundo digital?
En el mundo virtual, las reglas cambian. Las tecnologías web que hacen que nuestros sitios favoritos sean más convenientes y potentes también pueden ser utilizados para mapear nuestro negocio. Estas economías de escala, que permiten que miles de millones de personas en todo el mundo permanezcan conectadas, también permiten la implementación de métodos de monitoreo eficientes y de bajo coste. Por ejemplo, las ganancias generadas por la venta de un par de zapatos simples en Internet permiten que la marca rastree a cientos de personas, con la esperanza de hacer clientes.
Por otro lado, la mayoría de las herramientas de seguimiento en línea son mucho menos obvias de detectar. Todos hemos visto estos anuncios que parecen seguir nuestros mágicamente.
Conocida como “reorientación”, esta práctica a menudo desconcierta a los usuarios. Sin embargo, es solo la parte visible del seguimiento en Internet, que es, en su mayor parte simplemente invisible. Su principio radica en la “sincronización de cookies”, para predecir los hábitos y preferencias de los usuarios de Internet, con la esperanza de que la publicidad y otras recomendaciones guíen su comportamiento.
Parte de la información recopilada puede ser muy útil, como saber qué accesorios son los más comprados por los propietarios del mismo modelo de teléfono. No obstante, la falta de necesidad de consentimiento por parte de los usuarios es más preocupante.
Si volvemos al la comparativa de la que hablamos antes, en el mundo real estamos acostumbrados a mirar antes de cruzar la carretera, pero en Internet no es posible revisar un sitio web antes de visitarlo para descubrir qué tipo de herramientas de seguimiento utiliza y ver si nos conviene o no.
De esta forma, a menudo y sin saberlo, los datos de navegación se recopilan y se compilan en un perfil en línea, que puede compartirse y venderse a otras compañías, todo ello sin nuestra aprobación.
Lo que es cierto para un producto también es cierto para una idea. Una de las desventajas que a menudo se pasa por alto es cómo el seguimiento afecta la capacidad de los usuarios para explorar realmente la web. Encerrado en burbujas de interés y confrontado con la polarización de los medios, ¿cómo podría un usuario abrirse a otras ideas si solo se pone en contacto con contenido que se le parezca?
El 40% de los usuarios de Internet utilizan bloqueadores de anuncios lo que nos hace tener una idea de lo molestos que son para algunos usuarios estos rastreadores. Sin embargo, ¿los bloqueadores de anuncios son realmente efectivos? Cuando las compañías que ofrecen estos programas también son las redes publicitarias más grandes del mundo, ¿pueden realmente proporcionar herramientas para ser discretos y curiosos?
Un claro ejemplo de este tipo de contradicción lo encontramos en Google. Su bloqueador detiene los anuncios, pero no hace nada contra los rastreadores invisibles o los que cumplen con los estándares establecidos por Better Ads Coaltion. Incluso la Intelligent Tracking Protection de Apple tiene reglas de seguimiento que favorecen los sitios que los usuarios visitan al menos una vez al día.
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